24/2/09

LOS GUARDIANES DE LA LIBERTAD

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“Los medios de comunicación de masas actúan como sistema de transmisión de mensajes y símbolos para el ciudadano medio. Su función es la de divertir, entretener e informar, así como inculcar a los individuos los valores, creencias y códigos de comportamiento que les harán integrarse en las estructuras institucionales de la sociedad. En un mundo en el que la riqueza está concentrada y en el que existen grandes conflictos de clase, el cumplimiento de tal papel requiere una propaganda sistemática.
En los países donde los resortes del poder están en manos de la burocracia estatal –mediante el control monopolístico sobre los medios de comunicación, a menudo complementado por la censura oficial- resulta obvio que dichos medios están al servicio de los fines de una determinada elite. Resulta mucho más difícil advertir la actuación de un sistema propagandístico cuando los medios de comunicación son privados y no existe censura formal; en particular cuando tales medios compiten activamente, atacan y exponen con cierta periodicidad los errores del gobierno y de las corporaciones, y se autocalifican enérgicamente de portavoces de la libertad de expresión y de los intereses generales de la comunidad. Lo que ya no es tan evidente (y sigue sin discutirse en los medios de comunicación), es la naturaleza limitada de tales críticas, así como la inmensa desigualdad de los recursos de que disponen y el efecto que tal desigualdad produce tanto en el acceso a una organización de medios de comunicación privada como en su funcionamiento.
Un modelo de propaganda pone el énfasis en esta desigualdad de riqueza y poder, así como en los efectos que ésta produce a diferentes niveles en los intereses y elecciones de los medios de comunicación de masas. Se ocupa también de trazar vericuetos a través de los cuales el dinero y el poder tamizarán las noticias hasta dejarlas listas para su publicación, marginarán las discrepancias y permitirán que el gobierno y los intereses privados dominantes difundan un mensaje adecuado para el público. Los ingredientes esenciales de ese modelo propagandístico o conjunto de nuevos ¨filtros¨ se engloban en los siguientes epígrafes:
- La envergadura, la concentración de propiedad, la riqueza del propietario, y la orientación de los beneficios de las empresas dominantes en el ámbito de los medios de comunicación;
- La publicidad como fuente principal de ingresos de dichos medios;
- La dependencia de los medios de la información proporcionada por el gobierno, las empresas y los ¨expertos¨, información, por lo demás, financiada y aprobada por esos proveedores principales y por otros agentes del poder;
- Las ¨contramedidas¨ y correctivos diversos como método de disciplinamiento a los medios de comunicación;
- El anticomunismo como religión nacional y mecanismo de control.Estos elementos interactúan y se refuerzan entes sí. La materia prima de las noticias debe pasar a través de sucesivos tamices, tras lo cual sólo queda el residuo ¨expurgado¨ y listo para publicar. Asimismo estos elementos determinan las premisas del discurso y su interpretación, la definición de lo que es periodístico y digno de publicarse, y exponen las bases y el funcionamiento de todo cuanto concierne a una campaña propagandística"
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Los guardianes de la libertad. Chomsky, Noam y Herman, Edgard. Editorial Crítica. Barcelona. 1990.

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"Los guardianes de la libertad. Propaganda, desinformación y consenso en los medios de comunicación de masas." ("Manufacturing Consent. The political economy of the mass media." en la versión original editada en 1988 en los EEUU) es, ante todo, un gran libro. Escrito en coautoría por Noam Chomsky y Edward S. Herman trata principalmente sobre el análisis de casos de la prensa estadounidense donde se hace evidente la manipulación y el uso propagandísticos de los mass media por parte de la corporación política. Con solo leer un par de páginas llegamos a una conclusión perturbadora: en general los medios de comunicación no están al servicio de la verdad (lo que sería su función social) sino de los intereses ecómicos y políticos de los grupos empresariales a los que pertenece.

Apoyados en la definición de la Agenda Setting, aún sin mencionarla, los autores sostienen que las empresas periodísticas son simples transmisoras de los intereses y de las agendas de los sectores más concentrados (en lo político y lo económico). Los medios publican, casi sin revisar, las informaciones suministradas por los voceros, oficiales y oficiosos, del poder y le dan espacio a "especialistas" para que compartan sus opiniones con las audiencias. De esta manera, los medios de comunicación contribuyen a la perpetuación y reproducción del sistema.
En este "modelo de propaganda" la mayoría de los periodistas buscan situarse en una zona comodidad, obteniendo la mayor cantidad de prebendas posibles. Una mirada crítica implica riesgos, laborales, sociales y hasta físicos, amén de un trabajo de investigación y documentación importante.
La fórmula para doblegar la dependencia de la estructura periodística respecto al departamento comercial en las empresas mediáticas es, en las palabras de los autores, un sistema de medios de comunicación públicos, puestos al margen de los intereses económicos y políticos (principalmente del gobierno de turno).
La estructura del libro es sencilla, constando de una introducción y la presentación de casos reales donde se hace evidente la manipulación de información y la construcción de una "realidad" que se ajusta a las versiones oficiales.
Para ver otros libros de Noam Chomsky.


Comparto con ustedes una reseña de esta obra publicada en El Mundo-La Esfera el 23 de diciembre de 1990. .

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La mentira os hará «libres»
por Jesús Ibáñez

Chomsky tiene, como el doctor Jekyll, dos caras. Se pone la cara de doctor Jekyll para escribir de lingüística, la de míster Hyde para escribir de política. En los dos géneros es el indiscutible número uno. Y, como no pueden prescindir de sus libros sobre lingüística, los poderosos de la tierra hacen lo que pueden para que asomen lo menos posible a la superficie sus libros sobre política. La última vez que di cuenta en un gran rotativo de uno de ellos (La cultura del terrorismo) se me cerraron las páginas del rotativo. Ay, si volviera Salomón y partiera por la mitad a este monstruo bifronte, y dejara vivo al Chomsky/Jekyll, y arrojara a las llamas al Chomsky/Hyde. Como no lo pueden hacer con el autor, lo hacen con sus obras.
Chomsky escribió su primer artículo, en defensa de la República española, a los once años. Desde entonces, no ha dejado de luchar por la libertad y la verdad. Su ideología libertaria, su honestidad a prueba de premios, su aguda inteligencia... hacen de él un debelador implacable de las mentiras que los poderosos, a través de «intelectuales» y «artistas» lustrosamente apesebrados, intentan -y muchas veces lo logran- inyectarnos en el coco.
Aquí se ocupa, con la ayuda probablemente generosa del profesor Herman, de los medios de comunicación masiva (prensa, radio, televisión). ¿Cómo se construye la verdad oficial? ¿Cómo se manipulan los datos para que puedan ser interpretados siempre en un sentido que favorezca los intereses especiales de los poderosos?, ¿cómo se hace para que esos intereses especiales aparezcan como generales y los intereses generales como especiales? Los autores ponen al descubierto, con claridad meridiana, el tinglado. Manejando una documentación casi exhaustiva, sometiendo los datos a una disección tan penetrante que parece que hayan utilizado la propia navaja de Ockam, pasando los jirones por un tamiz lógico riguroso, logran hacer revertir en arte de la verdad el arte de la mentira.
Primero, construyen un «modelo de propaganda» (digamos, la competencia). El funcionamiento de ese modelo permite la fabricación del consenso: un consenso que nos moviliza para apoyar los intereses especiales que dominan la actividad del Estado y del Capital. Para que la fábrica de mentiras se sostenga en pie, filtrando como verdad lo que favorece y como mentira lo que perjudica a esos intereses, es precisa la convergencia de cinco ingredientes: concentración de la propiedad de los medios, financiación mediante la publicidad, dependencia de la información suministrada por el gobierno o las empresas o los «expertos», uso de correctivos para disciplinar a los profesionales de la información, profesión de anticomunismo como religión nacional...Con estos cinco nudos, la información queda atada y bien atada.
Luego, analizan el funcionamiento de ese modelo aplicándolo a diversas situaciones políticas. Son éstas: la clasificación de las víctimas en «dignas» e «indignas», la valoración de las elecciones como «legitimadoras» o «irrelevantes», la invención de la conexión búlgara en el atentado contra el Papa, la información sobre las guerras del Viet-Nam, Laos y Camboya...
Las víctimas son «dignas» cuando los verdugos son «comunistas», «indignas» cuando son lacayos de los USA. Así de sencillo. Para realizar una clasificación tan distorsionada se utilizan medios cuantitativos y cualitativos. Cuantitativos: el brutal asesinato del padre Popieluszko por unos policías comunistas produjo más información que el -igualmente- brutal asesinato de noventa y seis religiosos, incluido un arzobispo, por los policías y militares del «mundo libre» (ocurridos, naturalmente, en el patio trasero). Cualitativos: cuando la víctima lo es de los «comunistas», la noticia se solaza en detalles macabros, registros de la indignación popular e insinuaciones de responsabilidades en la cumbre; en cambio, cuando lo es de las fuerzas del orden de un «Estado de derecho», la información es aséptica, vagamente exculpatoria... y aparece en la última página.
Las elecciones en un «país libre» (El Salvador -1982, 1984- o Guatemala -1984, 1985-) son «legitimadoras» del régimen; pero en un país sometido a «dictadura» (Nicaragua -1984-) las elecciones son una añagaza para camuflar la verdadera «naturaleza» del régimen. No importa que en Nicaragua se dieran -con algunas limitaciones-, y en los otros países no, las condiciones para unas elecciones verdaderamente democráticas: libertad de reunión, expresión, prensa, asociación... y ausencia de terror de Estado. Es una aplicación del doble-hablar, pero para la generalidad del público El Salvador y Guatemala son democracias y la Nicaragua sandinista no lo era.
La conexión búlgara, una noticia no sólo falsa sino también absurda, fue inventada en todas sus piezas por Claire Sterling del Reader's Digest. A fuerza de repetirla, muchos se tragaron la creencia de que un pistolero turco de extrema derecha era agente -indirecto- de la Unión Soviética.
En las guerras de Indochina, por ejemplo, los Khmer rojos de Pol Pot se convirtieron de malísimos en buenos cuando empezaron a luchar contra el Viet-Nam comunista. El enemigo de mis enemigos es mi amigo; menos por menos, igual a más.
Hay excepciones. Ahí están el Water-Gate y el Iran (Contra)-Gate. Pero no es oro todo lo que reluce. Nixon se atrevió a actuar ilegalmente con el partido demócrata. Reagan se atrevió a violar las prerrogativas del Congreso. Dos poderes consolidados. En ambos casos estamos en presencia de conflictos entre intereses (especiales) de poderosos. Sólo en casos como éstos puede salpicar a los medios de comunicación de masas alguna gota de verdad.
Lo que los autores dicen de los USA lo podríamos decir de España. No hay más que cambiar «comunista» por «vasco abertzale». Sólo que aquí hay algún periódico independiente (dentro de un orden). Lo que me hace esperar que estas páginas no se me cierren por haber dado cuenta de otro libro de Chomsky.

21/2/09

PLAYING FOR CHANGE: PEACE THROUGH MUSIC

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Tenemos muchos antecedentes de experimentos que intentaron conectar a distintas culturas, razas e idiomas a través de un código común.
Si partimos de la mítica torre de Babel como origen de la catástrofe, seguramente pasaremos en nuestro recorrido por el esperanto y el lenguaje de señas entre otras experiencias.
Playing for Change es una fundación que aspira a conectar, inspirar y traer la paz al mundo a través de la música.
Este proyecto, coordinado por Mark Johnson, demandó recorrer los cinco continentes, filmar a los artistas callejeros con un equipo de grabación móvil, editar los múltiples instrumentos y las numerosas versiones para lograr una sola voz: paz.
El objetivo inical de esta iniciativa era dar oportunidades a quienes tratan de ganarse la vida desplegando su arte en la calle y mejorar, en la medida de lo posible, sus condiciones de vida. Actualmente, el proyecto colabora con instituciones y Ong's apoyando la lucha contra el sida en África y la educación en los países más pobres.
Amén de demostrar que el arte es un lenguaje universal, que desconoce fronteras e idiomas.
A continuación les presento algunas de las canciones.

One Love (Bob Marley)


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Stand by me (Ben E. King/Jerry Leiber/Mike Stoller)



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Don't worry (Pierre Minetti)



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Este es el trailer de la película que narra la experiencia, que después de completar la visita a varios festivales internacionales será editada, en versión DVD / CD, en abril del 2009.


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13/2/09

ANTROPOLOGIA DE LA WEB

. La versión electrónica en español del libro del filósofo y especialista en TIC Pierre Lévy, "La inteligencia colectiva. Por una antropología del ciberespacio" está disponible en la web gracias al auspicio de la Organización Panamericana de la Salud .

La traducción a partir del original francés fue hecha por el Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas (INFOMED) de Cuba y Pierre Lévy autorizó la traducción y publicación de su libro sin costo alguno.
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Versión en formato PDF.
Versión en eBok.
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A continuación un fragmento del libro, su prólogo...

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El planeta nómada

Por Pierre Lévy

Nos hemos vuelto nómadas de nuevo.
¿Qué quiere decir esto? ¿Se trata de viajes de placer, de vacaciones exóticas, del turismo? No. ¿De la ronda de los hombres de negocios y de gente apresurada alrededor del mundo, de un aeropuerto a otro? Tampoco. Los "objetos nómadas" de la electrónica móvil no nos acercan tampoco al nomadismo de hoy. Esas imágenes del movimiento nos remiten a viajes inmóviles, encerrados en el mismo mundo de significaciones. La carrera sin fin por las redes de la mercancía es quizás el último obstáculo para el viaje. Moverse, ya no es desplazarse de un punto a otro de la superficie terrestre, sino atravesar universos de problemas, de los mundos vividos, de los paisajes de sentido. Estas derivas en las texturas de humanidad pueden coincidir con las trayectorias balizadas de los circuitos de comunicación y de transporte, pero las navegaciones transversales, heterogéneas de los nuevos nómadas exploran otro espacio. Somos inmigrantes del subjetivismo.
El nomadismo de este tiempo tiene que ver ante todo con la transformación continua y rápida de los paisajes científico, técnico, profesional y mentales. Incluso si no nos moviésemos, el mundo cambiaría alrededor de nosotros. Pero nosotros nos movemos. Y el conjunto caótico de nuestras respuestas produce la transformación general. ¿Este movimiento no reclama de nosotros alguna adaptación racional y óptima? ¿Pero cómo saber que una respuesta conviene a una configuración que se presenta por primera vez y que nadie ha programado? ¿Y por qué querer adaptarse(¿adaptarse a qué exactamente?) cuando se ha comprendido que la realidad no se planteaba ahí, exterior a nosotros, preexistente, sino cuál era el resultado transitorio de lo que hacíamos juntos?
Esta situación, imprevisible, riesgosa, se asemeja a bajar por rápidos desconocidos. No viajamos solamente entre los paisajes exteriores de la técnica, de la economía o de la civilización. Si solo se tratara de pasar de una cultura a otra, tuviéramos ejemplos, referencias históricas. Pero pasamos de una humanidad a la otra, otra que no solo continúa oscura, indeterminada, sino que rechazamos incluso interrogar, que no aceptamos todavía reconocer.
La conquista espacial persigue explícitamente el establecimiento de colonias humanas en otros planetas, es decir, un cambio radical de hábitat y de entorno para nuestra especie. Los avances de la biología y de la medicina nos obligan a un redescubrimiento de nuestra relación con el cuerpo, la reproducción, la enfermedad y la muerte. Avanzamos progresivamente, quizás sin saberlo y ciertamente sin decirlo, hacia una selección artificial de lo humano preparada por la genética. El desarrollo de nano tecnologías capaces de producir materiales inteligentes en la masa, de los simbiontes microscópicos artificiales de nuestros cuerpos y de los ordenadores más poderosos que los actuales por varias órdenes de magnitud podrían modificar completamente nuestra relación con la necesidad natural y el trabajo, y ello de manera mucho más brutal que hasta ahora lo han hecho las diversas fases de automatización. Los avances de las prótesis cognitivas de base numérica transforman nuestras capacidades intelectuales tan claramente como lo harían mutaciones de nuestro patrimonio genético. Las nuevas técnicas de comunicación por mundos virtuales replantean de manera diferente los problemas del vínculo social. En suma, la hominización, el proceso de surgimiento de la especie humana no ha finalizado, incluso parece acelerarse brutalmente.
No obstante, contrariamente a lo sucedido en el momento del nacimiento de nuestra especie o en ocasión de la primera gran mutación antropológica (la del neolítico, que vio el surgimiento de la ganadería, la agricultura, la ciudad, el Estado y la escritura), tenemos la posibilidad de pensar colectivamente esta aventura y de influir en ella.
Las jerarquías burocráticas (fundamentadas en la escritura estática), las monarquías mediáticas (navegando por la televisión y por el sistema de los medios) y las redes internacionales de la economía (utilizando el teléfono y las tecnologías del tiempo real) solo movilizan y coordinan muy parcialmente las inteligencias, las experiencias, las competencias, las sabidurías y las imaginaciones de los seres humanos. Por ello, la invención de nuevos procedimientos de pensamiento y de negociación que pueda hacer surgir verdaderas inteligencias colectivas se plantea con particular urgencia. Las tecnologías intelectuales no ocupan un sector como cualquier otro de la mutación antropológica contemporánea; son potencialmente la zona crítica de ellos, el lugar político. ¿Se necesita subrayarlo? No se reinventarán los instrumentos de la comunicación y del pensamiento colectivo sin reinventar la democracia, una democracia compartida en todos los lugares, activa y molecular. En este punto de inversión total o de conclusión aventurada, la humanidad podría reconquistar su futuro. No poniendo su destino entre las manos de algún mecanismo pretendidamente inteligente, sino produciendo sistemáticamente las herramientas que le permitan constituirse en colectivos inteligentes, capaces de orientarse dentro de los mares tormentosos de cambios.
El espacio del nuevo nomadismo no es el territorio geográfico ni el de las instituciones o de los Estados, sino un espacio invisible de conocimientos, de saber, de potencias de pensamiento en cuyo seno nacen y se transforman cualidades de ser, maneras de actuar en sociedad. No se trata de los organigramas del poder, ni de las fronteras de las disciplinas, ni de las estadísticas comerciales, sino del espacio cuantitativo, dinámico, vivo de la humanidad en el proceso de hallarse produciendo su mundo.
¿Dónde leer los mapas móviles de este espacio fluctuante? Terra incognita. Incluso si usted lograra por su cuenta la inmovilidad, el paisaje no dejaría de pasar, de girar alrededor de usted, de infiltrarlo, de transformarlo desde el interior. Ya no se trata del tiempo de la historia, referido a la escritura, a la ciudad, al pasado, sino de un espacio moviente, paradójico que nos llega también del futuro. No lo interiorizamos como una sucesión, únicamente interrogamos a las tradiciones a su respecto, por peligrosas ilusiones ópticas. Tiempo errante, transversal, plural, indeterminado, como el que precede a todos los orígenes.
Multitudes de refugiados en camino hacia improbables campos. Naciones sin domicilio fijo. Epidemias de guerras civiles. Ruidosas torres de Babel de megalópolis mundiales. Atravesada por los conocimientos de la supervivencia en los intersticios del imperio. Imposible de fundar una ciudad, imposible en lo delante de establecerse, donde quiera que sea, sobre un secreto, un poder, un suelo. Los signos, a su vez, se hacen emigrantes: este humus no cesa de temblar, de quemar. Deslizamientos vertiginosos en religiones y lenguas, haciendo zapping entre las voces y los cantos, y bruscamente, en el recodo de un pasillo subterráneo, surge la música del porvenir. La tierra como una canica bajo el ojo gigante de un satélite…
Los primeros nómadas seguían a los rebaños, que buscaban a la vez su alimento, según las estaciones y las lluvias. Hoy somos nómadas detrás del devenir humano, un devenir que nos atraviesa y que nosotros hacemos. Lo humano devino a sí mismo su propio clima, una estación infinita y sin retorno. Horda y rebaño mezclados, cada vez menos separables de nuestros medios y de un mundo estrechamente ligado a nuestra marcha, desarrollamos cada día una estepa nueva. Los neandertales, bien adaptados a la caza maravillosa de la tundra glacial desaparecieron cuando el clima se humedeció y se calentó (1) muy rápidamente. Su caza habitual desaparecía. A pesar de su inteligencia, estos hombres gruñones o mudos no tenían voz y tampoco idioma para comunicarse entre ellos. Así, las soluciones halladas en lugares precisos a sus nuevos problemas no pudieron ser generalizadas. Permanecieron dispersos frente a la transformación del mundo circundante y no cambiaron con él.
Hoy, el homo sapiens enfrenta una modificación rápida de su medio, transformación de la que es el agente colectivo involuntario. No deseo en absoluto sobrentender que nuestra especie está amenazada de extinción, ni que "el fin de los tiempos" está cercano. No se trata aquí de milenarismo. Me contenta definir una alternativa. O bien vamos más allá de un nuevo umbral, una nueva etapa de hominización inventando algún atributo de lo humano tan esencial como el lenguaje, pero a una escala superior, o bien continuamos "comunicando" por los medios y pensando en instituciones separadas unas de otras, que organizan por añadidura la extinción y la división de las inteligencias. En el segundo caso, solo estaríamos confrontados a los problemas de la supervivencia y del poder. Pero si nos comprometiésemos en la vía de la inteligencia colectiva, inventaríamos progresivamente las técnicas, los sistemas de signos, las formas de organización social y de regulación que nos permitirían pensar juntos, concentrar nuestras fuerzas intelectuales y espirituales, multiplicar nuestras imaginaciones y nuestras experiencias, negociar en tiempo real y a todas las escalas las soluciones prácticas a los problemas complejos que debemos afrontar. Aprenderíamos gradualmente a orientarnos en un nuevo cosmos en mutación, a la deriva, a convertirnos en sus autores mientras podamos, a inventarnos colectivamente como especie. La inteligencia colectiva apunta menos al dominio de sí por las comunidades humanas que a un ceder esencial que tiene que ver con la idea misma de identidad, de los mecanismos de dominio y de desencadenamiento de conflictos, de liberalización de una comunicación confiscada y de reactivación mutua de pensamientos aislados.
Estamos, pues, en la situación de una especie en la que cada miembro tendría buena memoria, sería observador y astuto, pero que todavía no hubiera logrado la inteligencia colectiva de la cultura por falta de lenguaje articulado. ¿Cómo inventar el lenguaje cuando no se ha hablado jamás, cuando ninguno de nuestros ancestros ha proferido jamás una oración, cuando no se tiene ejemplo ni la menor idea de lo que puede ser una lengua? Con una analogía aproximada, se trata de nuestra situación presente: nosotros no sabemos lo que debemos creer, lo que quizás ya hemos comenzado a esbozar vagamente. En algunos miles de años, sin embargo, el homo habilis se convirtió en sapiens, atravesó tal umbral, se lanzó hacia lo desconocido, forjó la tierra, los dioses y el mundo infinito de la significación.
Pero las lenguas están hechas para comunicar dentro de pequeñas comunidades "a escala humana" y quizás para garantizar relaciones entre tales grupos. Gracias a la escritura, hemos atravesado una nueva etapa. Esta técnica ha permitido un aumento de eficacia de la comunicación y de la organización de los grupos humanos mucho más importante que lo que hubiera permitido la simple palabra. Fue, no obstante, al precio de una división de las sociedades entre una máquina burocrática de tratamiento de la información funcionando con la escritura, por una parte, y personas "administradas", por la otra. El problema de la inteligencia colectiva es descubrir o inventar un más allá de la escritura, un más allá del lenguaje de tal manera que el tratamiento de la información sea distribuido y coordinado por todas partes, de manera que no sea más privativo de órganos sociales separados, sino que se integre, por el contrario, de manera natural, a todas las actividades humanas y regrese a las manos de todos. Esta nueva dimensión de la comunicación debería evidentemente permitirnos poner en común nuestros conocimientos y mostrárnoslos recíprocamente, condición elemental de la inteligencia colectiva. Yendo más lejos, ella abriría dos posibilidades capitales, que transformarían radicalmente los datos fundamentales de la vida en sociedad. Primeramente, dispondríamos de los medios sencillos y prácticos para conocer lo que hacemos juntos. Segundo, manipularíamos, aun más fácilmente que lo escribimos hoy, los instrumentos que permiten el discurso colectivo. Y todo ello no ya a escala del clan del paleolítico, ni a escala de los Estados y de las instituciones históricas del Territorio, sino según la amplitud y velocidad de las turbulencias gigantes, de los procesos deterritorializados y del nomadismo antropológico que nos afectan en la actualidad. Si nuestras sociedades solo se contentan con ser dirigidas inteligentemente, con seguridad ellas no alcanzarán sus objetivos. Para tener algunas oportunidades de vivir mejor, ellas deben devenir inteligentes en la masa. Más allá de los medios masivos, maquinarias aéreas harán escuchar la voz del múltiplo. Aún indiscernible, amortiguada por las brumas del futuro, bañando con su murmullo otra humanidad, tenemos cita con la superlengua...

Notas: 1 Reicholf, Joseph, L’émergence de l’homme, Flammarion, París 1991.

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Por último comparto con ustedes una entrevista a Pierre Lévy realizada por Patrik Javault que lleva por título "El tiempo real, una velocidad trascedental".
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8/2/09

LA CULTURA DE LA TRANSPOSICION

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De acuerdo a Mijaíl Bajtín los géneros discursivos son una serie de enunciados relativamente estables que son agrupados porque tienen ciertas similitudes en su contenido temático (tema), su estilo verbal (estilo) y su composición (estructura).
Se podría definir a la transposición semiótica como la operación social por el cual una obra o un género cambian de soporte y/o de sistema de signos. A partir de los aportes de semiólogos argentinos como Steimberg o Traversa hace tiempo se debate en ámbitos académicos de nuestro país sobre el aporte, ¿negativo o positivo?, que significa la llegada masiva de la transposición de una obra literaria en soporte libro, por ejemplo, a los mass media, principalmente el cine o la TV.
Por otro lado, a partir de la problemática de la producción de sentido es indispensable tener en cuenta que todo pasaje de un soporte a otro conlleva una resignificación de la obra transpuesta, resignificación determinada tanto por factores semiológicos y materiales.
En el caso de la transposición de una obra literaria al cine, por ejemplo, la adaptación al formato cinematográfico significa un cambio de lenguaje y de dispositivo, además de otras variables que se pueden agregar, como cambios en las coordenadas temporales o espaciales. La adaptación es entonces modulada por los intereses y representaciones de un nuevo presente o una cultura distinta a la original. En este sentido es interesante analizar la transposición propuesta en 1996 por el director de cine Baz Luhrmann de Romeo y Julieta, la obra clásica de William Shakespeare, que cuenta con los protagónicos de Leonardo DiCaprio y Claire Danes.
Comparto con ustedes un artículo publicado en una revista de comunicación y cultura editada en Argentina durante la década del 90 de la cual no tengo el nombre (se agradece cualquier información al respecto para hacer mas completo este post).
El autor es Oscar Steimberg, que por esos años era docente a cargo de la cátedra Semiótica de los géneros discursivos en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Un placer tenerlo al frente de la clase, por su calidad académica y su don de persona.


La cultura de la transposición
Oscar Steimberg
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Vivimos en un mundo de relatos arrancados de su lugar, y que al pasar sin razón aparente de un género a otro (de la novela al cine, del cine a la historieta, de la historieta a la publicidad) suelen además reducirse, o inflarse, o achatarse, o teñirse de matices, que a veces, reproducen una moda, y otras parecen crearla.
Ya es ínfima, seguramente, la cantidad de lectores del Quijote (edición completa) comparada con la de sus espectadores cinematográficos (se cumplen, entre otras, las profecías cinéfilas de Abel Gance) y pronto habrán sido más los espectadores cinematográficos de Superman que los lectores de la historieta original, así como son bastante más detectables los lectores de Tarzán en historietas que los del texto de Edgar Rice Burroughs. Hay quienes se indignan ante algunos de estos pasajes, pero solo parcialmente, y en relación con uno de los sentidos de la transposición. Se lloran las traiciones cometidas a través de la sustracción de relatos o paisajes de la literatura por el cine, la historieta o la ilustración periodística: pero nunca al revés.
La tematización –generalmente errática, distante o nostalgiosa– del cine, la radio o la televisión por la literatura no es objeto de juicios de valor. El sesgo expresionista con que John Dos Pasos reordenaba, en “El paralelo 52”, el discurso de los medios o la parodia enamorada con que con que Manuel Puig resignifica los relatos los relatos del folletín o del cine no son criticados en términos de su fidelidad representativa, no se considera que la obra literaria gane o pierda “respetando” al género inspirador. Puede –sin sanción de la crítica– fragmentarlo, distorsionarlo, amasar su materia hasta transformarla, hasta convertirla en el resto divino de una pesadilla creadora. Y por supuesto, hay razones para que esto ocurra, y para que no ocurra lo contrario. Pero no se trata de razones lógicas, ni de un movimiento histórico de defensa de los grandes relatores con respecto a los que no lo son. El malestar ante la pérdida que se percibe en el pasaje de la literatura a un “arte combinada” es el de la tradición cultural de Occidente, herida por los nuevos medios en su ilusión de la existencia de una palabra transparente, descriptiva o expresiva.
Los géneros híbridos (como la historieta y el cine) ponen a la vista, ante el lector de literatura, el carácter interpretativo, parcial, necesariamente limitado por un fragmento de imaginario social, de cada versión de relato.
El dibujo historietístico propone una mirada sobre el texto, la escena cinematográfica propone otra, y ninguno deja el campo abierto a una recepción personal como la de la lectura literaria, cuando la novela o el cuento abren paso (borrando su letra) a mundos que el lector deberá conformar con su propia producción de imágenes. Ese lector, a su manera, quiere seguir creando. Y no quiere entender otra cosa.
Lo que el lector de literatura suele no querer entender es que en los géneros híbridos se muestra, mejor que en otros, un tipo particular de producción de sentido de nuestro tiempo. La relación cotidiana con el pasaje de relatos entre medios, despliega ante nosotros, el carácter perpetuamente crítico, parcial, histórico y político de toda lectura, de nuestra lectura. La transposición hace historia, en un sentido, digamos, croceano, trabaja un fragmento textual del pasado desde los interesantes o las fantasías de un narrar enraizado en el presente. No puede dejar de hacerlo, porque debe elegir unas imágenes, un discurrir visual, y anclarse en ellos. La mejor manera de leer una transposición no es seguramente la que privilegia criterios de fidelidad (¿a qué? ¿a cuándo?), sino la que intenta detectar los azares, los riesgos, los síntomas de una lectura (la del re-productor). Para eso, lógicamente, ayuda haber leído el texto transpuesto o leerlo después. Pero es que nada lo impide: la cultura de la transposición no es la muerte del libro, aunque si, tal vez, la de un tipo de lector. Y la del surgimiento de distintos, diversos tipos de transpositores.
Porque la percepción de la transposición en tanto tal permite advertir, junto a la recurrencia de trabajos repetitivos, de copia (afortunadamente siempre fallida, siempre mostrada en su pobre novedad) de una mirada canonizada, producciones opuestas en las que se propone un nuevo corte (en el continuo de la repetición y del verosímil). En este sentido, tal vez pueda postularse la posibilidad de pensar en una cierta moral de la transposición: por la que diferenciaremos la ocultadora fidelidad, pretendidamente ahistórica, de las “ajustadas versiones”, del planteo de otro tipo de transposición, que se muestra como tal y llega, a veces, a la audacia de percibir al texto a transponer, también, como una transposición, o como un múltiple intertexto; los mejores momentos de aquella famosa versión cinematográfica rusa del Quijote son seguramente aquellos en los que se representa su ser de libros, y no sólo su estatuido por ser español, esas imágenes del libro de caballería, esas representaciones de la imaginería del Amadia, cargadas con la misma pasión de lectura que las que conducen a la confirmación del retrato psicológico y su discurso acompañante. No porque el Quijote sea solamente un ser de libros, sino porque es nuestra época la que permite advertir de un nuevo modo esa condición, con su novedad actual.

5/2/09

EL COMUNICADOR POPULAR

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El título de este post, además de ser muy bello por la síntesis que genera, corresponde a uno de los tantos libros publicados por el maestro uruguayo Mario Kaplún.
Tuve el honor de conocerlo en 1994 en ocasión de participar, en carácter de colaborador, del congreso internacional "Educación, Medios Masivos y Transformaciones Culturales", organizado por el Senado de la Nación Argentina en el Centro Cultural General San Martín de la ciudad de Buenos Aires.
Este libro, editado bajo el auspicio de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas y uno de los más consultados de mi biblioteca, me acompaño en innumerables proyectos y actividades, por lo cual comparto con ustedes un fragmento del mismo, esperando que les sea útil. Traté de mantener el espíritu del diseño original, por ese motivo verán el uso recurrente de mayúsculas.



El comunicador popularMario Kaplún (CIESPAL - CESAP - Radio Nederland)
Editorial Hvmanitas. Buenos Aires. Argentina. 1987.
La Actitud de Comunicar

Quisiéramos abordar esta reflexión compartiendo con el lector una experiencia que nos resultó una rica fuente de aprendizaje. En una oportunidad, quienes formamos el equipo de Comunicación de CESAP fuimos llamados por varias Asociaciones de Vecinos de una ciudad industrial de Venezuela.
Nos pedían apoyo técnico para mejorar los periódicos de sus Asociaciones. Estaban preocupados porque tenían la sensación de que aquellas publicaciones, hechas con tanto esfuerzo, eran poco leídas, poco eficaces; que no "llegaban" a la gente de sus barrios.
Pensaban que el fallo era causado por la mala presentación de aquellos periódicos. Lo que esperaban de nosotros, pues, eran conocimientos técnicos de diagramación, ilustración, impresión, etc., que les permitieran mejorarla.
Empezamos el diálogo preguntándoles por el objetivo de sus periódicos: para qué los hacían. Nos respondieron que lo que más les importaba era el lograr que los vecinos se interesaran por acercarse a la Asociación y participar en sus acciones. "Somos éstos que estamos -en las Juntas Directivas y muy pocos más -nos-dijeron-: 'cuatro gatos'. La mayoría permanece ajena, indiferente. Por eso sacamos los periódicos, para que se nos conozca más y haya más vecinos que acudan a colaborar". Era, sin duda, una buena razón: la organización popular necesita comunicarse, darse a conocer, para promover la participación. Pero, obviamente, si los periódicos no eran leídos ni conseguían penetrar, mal podían cumplir ese trabajo de promoción. De ahí la justificada preocupación de aquellos esforzados compañeros.
Entonces, como una manera de iniciar el trabajo, les propusimos que comenzáramos analizando y evaluando juntos los periódicos que estaban sacando. Obviando por el momento los aspectos técnicos que les inquietaban, hicimos participativamente un sencillo análisis de contenido de cuatro de ellos: se trataba simplemente de identificar el tema central y el sujeto protagonista de los artículos y noticias publicados. Este fue el resultado.
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Análisis de contenido de 4 períodicos de Asociaciones de Vecinos
• Noticias y artículos referentes a la Asociación y a las gestiones de la Junta Directiva: 86%
• Referentes a problemas de la comunidad: 7 %
• Referentes a vida y actividades del barrio: 7 %
• Entrevistas a vecinos: 0 %
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También contamos las menciones:
La Asociación y su Junta Directiva aparecían mencionadas67 veces, lo que daba un promedio de MAS DE 4 MENCIONES POR PAGINA. En cambio, no se encontró UNA SOLA MENCIÓN, NI UN SOLO NOMBRE, de un vecino que no fuera dirigente de la Asociación.
Cuando terminamos el análisis, preguntamos:
- ¿Escucharían ustedes una emisora de radio que sólo transmitiera publicidad?
- ¡No, por supuesto! -fue la previsible respuesta.
Entonces, pongámonos en lugar de los vecinos, de esos vecinos que no son dirigentes, que no participan en la vida interna de la Asociación, ustedes caracterizan como indiferentes y que son precisamente a los que desean llegar a interesar. Si fueran uno de esos vecinos, ¿leerían un periódico que sólo habla de las gestiones de la Asociación?
Aquel análisis les impresionó. Nunca habían caído en la cuenta de que sus periódicos eran así.
Descubrieron que estaban reproduciendo sin quererlo el mismo esquema de comunicación impositiva y vertical de los medios masivos. Era cierto que aquellos periódicos adolecían también
de defectos técnicos que podían y debían ser superados. Pero había algo más importante.
Si no "llegaban", no era sólo por sus carencias técnicas, sino por su poco interés periodístico y humano; porque únicamente planteaban problemas y cuestiones organizativas, pero no recogían la vida del barrio, la presencia de vecinos concretos.
Aquellos periódicos estaban hechos y pensados DESDE la Asociación, DESDE los dirigentes; no DESDE los vecinos.

Dos maneras de comunicar

Dice con razón un experto: "Todos podemos comunicarnos con los demás; pero no siempre sabemos hacerlo".
Comunicar es una aptitud, una capacidad; pero es sobre todo una actitud. Supone ponernos en disposición de comunicar; cultivar en nosotros la voluntad de entrar en comunicación con nuestros interlocutores.
Para describir esa actitud, intentaremos una comparación un tanto exagerada y extrema, pero que servirá para caracterizar la condición del comunicador. Imaginaremos a dos personas (o dos grupos o dos instítuciones) enfrentadas al acto de comunicar alguna cosa. Y supondremos que una tiene esa actitud comunicadora y la otra no.

EL " PURO EMISOR": LA COMUNICACIÓN CERRADA

Esta segunda se pondrá en la posición que llamaríamos "del puro emisor" ( es desde luego, una exageración: semejante ser no existe nunca en estado químicamente puro. Estamos acentuando los rasgos para que se perciba mejor la tendencia que queremos caracterizar).
Pues bien: este "puro emisor" pondrá el énfasis principalmente, y a veces exclusivamente, en el CONTENIDO de lo que se propone transmitir. Casi lo único que se preguntará será:
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¿QUE QUIERO YO DECIR?
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qué quiero informar, qué quiero publicar, etc.
El tiene su verdad, su información, su denuncia; en fin, algo que él considera necesario hacer saber. Emite su mensaje: escribe su artículo, edita su libro, publica su boletín, produce su audiovisual. Y se queda en paz con su conciencia: misión cumplida.
Tal vez estemos exagerando. Pero seamos sinceros: ¿no es así como solemos proceder? ¿No es eso lo que hacemos muchas veces: pensar sólo en el contenido de lo que NOSOTROS queremos decir?
Pues bien: ¿en qué reside el fallo? ¿Qué carencia, qué omisión hay en este emisor? ¿Qué otra cosa importante debió preguntarse y no se preguntó?
Sí, de acuerdo. La otra pregunta que debió hacerse era:
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¿A QUIEN SE LO VOY A DECIR?
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El "puro emisor", el mal comunicador, es aquel que lanza un mensaje sin tener en cuenta al DESTINATARIO. Hay muchas personas (e instituciones) que reducen la comunicación al acto de emitir sus propios mensajes. No van en busca del otro, del destinatario, sino que éste tiene que venir a ellos.
De ahí resulta un mensaje desencarnado, en el vacío; un mensaje que no se preocupa por el efecto, (si va a llegar, si va a ser asumido por el destinatario, si le va a servir) ni por la respuesta.
No va en procura de una respuesta, de una participación; no trata de entablar un diálogo, una relación con el interlocutor.
Es el caso de esos discursos panfletarios de cierta izquierda tradicional, que sólo convencen a los ya convencidos. Son mensajes de baja eficacia, de baja comunicatividad, porque dejan al destinatario indiferente o peor aún: muchas veces resultan incluso contraproducentes, de efecto negativo. Se lanza esa "verdad" casi como un desahogo personal. Y el interlocutor se siente agredido, atacado.

LA OBSESIÓN DE LA DENUNCIA
Hace pocos años, tuve oportunidad de escuchar por radio un informativo popular, dirigido a las barriadas. La iniciativa de abrir un espació de ese carácter y el esfuerzo de realizarlo son, sin duda, meritorios valiosos. Otra cosa era el programa en sí. Llevé la cuenta: el 80 % de las noticias transmitidas eran denuncias sobre la acumulación de basura.
No pude menos que ponerme en el lugar de esa gente de los barrios populares a la que el programa pretendía llegar y servir. Pensé en esos vecinos que ven basura desde que se levantan
hasta que se acuestan, que viven oliendo basura. ¡Y cuándo ponen la radio, ésta les habla otra vez de basura!
Lo que sucede en el fondo en estos casos es que, en realidad, el emisario no tiene claro quién es su destinatario; no se ha preguntado a quién e1 está realmente hablando. Esta insistencia en la denuncia tal vez pudiera tener algún sentido si nos estuviéramos dirigiendo acusadoramente a lo responsables de los malos servicios públicos, es decir, a las autoridades Pero sabemos muy bien que éstas no leen nuestros periódicos comunales ni escuchan nuestros programas.
A quien nos estamos dirigiendo es a la comunidad. ¿Y qué valor informativo encierra el repetirle permanente mente a la comunidad que no tiene agua, que no tiene luz, que no tiene pavimentos...? ¡Ella ya lo sabe de sobra! Con eso, tal vez no hacemo más que reforzar su sentimiento de desesperanza, de impotencia: "estamos jodidos". Lo que la comunidad necesita es que la ayudemos a comprender con claridad las causas del problema: por qué no hay servicio: para ellas. Y, sobre todo, que la ayudemos a encontrar alternativas, salidas de solución.
Tiene razón Pierre de Zutter cuando critica muchos de los mensajes destinados a que "la gente tome conciencia de un problema social y político. (Pierre De Zutter, ¿Cómo Comunicarse con los Campesinos? Editorial Horizonte, Lima 1980).
Parece creerse que cuanto más deprimente sea el cuadro, mayor será el impacto (...) No se trata de propiciar el olvido ni la evasión. Pero es importante aprender a ser más amenos, dejar que la risa, el sueño, la poesía que también brindan la vida, se filtren en la labor de comunicación.
Cuando hay un "puro emisor" que sólo se preocupa por el contenido, que sólo se pregunta qué quiere él decir, resulta casi siempre una comunicación impositiva, autoritaria, aunque no sea ése el espíritu del que la emite. Podríamos llamar a este tipo de comunicación "monológica" porque su forma de comunicar es el MONOLOGO.

EL EMISOR-COMUNICADOR: LA COMUNICACIÓN ABIERTA
¿Cuál sería la actitud opuesta? La del "emisor-comunicador": el que busca establecer una RELACIÓN con los destinatarios de su mensaje.
Desde luego, él también, igual que el anterior, se preocupa por el contenido; define lo que se propone decir. Pero tanto como en el contenido del mensaje, pone el énfasis en el DESTINATARIO. No sólo piensa en lo QUE quiere decir, sino también en aquél a QUIEN se lo va a decir, Y ese A QUIEN es para él determinante: el destinatario es el que determina las características del mensaje, cómo será éste enunciado y formulado, qué medio se ha de emplear, el lenguaje que será utilizado, etc.
Más aún: ese destinatario tiene sus intereses, sus preocupaciones, sus necesidades, sus expectativas. ESTA ESPERANDO QUE LE HABLEMOS DE LAS COSAS QUE LE INTERESAN A EL, NO DE LAS QUE NOS INTERESAN A NOSOTROS. Y sólo si partimos de sus intereses, de sus percepciones, será posible entablar el diálogo con él.
¡Cuántos materiales dedicados a incentivar la organización popular comienzan por explicar "la importancia del principio de la organización" para luego enseñar "las formas de organizarse" y recién al final dar a conocer todos los problemas que se podrían solucionar con la organización! (Cuando debiera ser al revés:) Partir de los problemas e intereses del destinatario es uno de los principios básicos de la comunicación. (De Zutter, obra citada).
Tan importante como preguntarnos qué queremos nosotros decir, es preguntarnos qué esperan nuestros destinatarios escuchar. Y, a partir de : ahí, buscar el punto deconvergencia, de encuentro.
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LA VERDADERA COMUNICACIÓN NO COMIENZA HABLANDO, SINO ESCUCHANDO.
LA PRINCIPAL CONDICIÓN DEL BUEN COMUNICADOR ES SABER ESCUCHAR.
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Esta actitud de "pensar en el otro", todo buen comunicador la lleva tan adentro que es en él como una segunda naturaleza, casi como un instinto. Constantemente se plantea cómo formular su mensaje, de dónde partir, para que el interlocutor se reconozca en el mensaje, se identifique con él. Se pregunta cómo son sus destinatarios, qué problemas, qué inquietudes, qué características culturales tienen. Trata de ponerse en su óptica. Es un comunicador DIALOGICO: procura dialogar, aunque sea a distancia.
EL comunicador entra así en un imaginario diálogo con el destinatario: "Tú tienes estas inquietudes... te estás haciendo estas preguntas". Y mejor aun si no le da la respuesta, sino que le dice: "Ven, acompáñame, vamos a buscarla juntos". Es decir, recorramos juntos un camino, hagamos un PROCESO de reflexión, de raciocinio.
Y, mientras va elaborando su mensaje, este comunicador tiene siempre imaginariamente presente, "junto a él", a ese interlocutor con quien intenta comunicarse. Se pregunta constantemente: "¿me entiende?, ¿me sigue? No, aquí se ha perdido... Tacho y empiezo de nuevo".
Cuando hacía su diario comentario por radio, un inteligente dirigente político tenía siempre presente, según decía, a una humilde lavandera que había conocido en su infancia, en su pequeña ciudad natal. Mientras desarrollaba su charla radiofónica, este dirigente pensaba en doña María y hablaba para ella; se preguntaba si ella entendería lo que él trataba de explicar; imaginaba las reacciones de la mujer, procuraba decir las cosas de manera que pudieran ser comprendidas por ella y llegarle. Visualizaba a doña María del otro lado del receptor y se decía: "Cuidado... Aquí» ¿ doña María ya no entiende, se aburre; esto que estoy diciendo le resulta ajeno y lejano. Debo explicarlo de otra manera más afín con su mundo.
Otro buen comunicador, un periodista popular, ha puesto en su mesa de trabajo, frente a él, una gran foto ampliada de un obrero que él conoce bien. Mientras escribe, cada vez que levanta la vista, se encuentra con el rostro de ese obrero amigo, con su mirada. Lo consulta. A veces le parece leer en esa mirada una sonrisa aprobatoria. Otras veces, en cambio, percibe una protesta: "No, hermano, yo no soy ése, yo no hablo así". Aquél rostro es una referencia permanente, que le dicta un cierto estilo, un cierto lenguaje, una cierta manera de plantear las cosas.
Sería bueno que todos los comunicadores populares tuviéramos un foto así frente a nosotros cuando trabajamos. O que la lleváramos dentro.

EJEMPLOS OE COMUNICACIÓN "CERRADA" Y "ABIERTA"
Estos dos ejemplos, aunque sencillos y elementales, sirven para visualizar la diferencia entre ambos estilos de comunicación:
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1.- DEL INFORMATIVO DE RADIO DE UNA CENTRAL COOPERATIVA CAMPESINA

VARIANTE A:
CONTROL MÚSICA DE MARCHA COMO LA QUE SUELEN ABRIR LOS INFORMATIVOS. BAJA Y QUEDA DE FONDO.
LOCUTOR:
Amigos agricultores, buenos días. En este espacio de la Central Nacional de Cooperativas —CENACOP—, continuaremos hoy refiriéndonos a los planes cooperativos de producción.
Hoy nos ocuparemos de la comercialización de las cosechas dentro de los planes cooperativos.
Recientemente, la Dirección Administrativa de CENACOP, con el fin de ordenar las operaciones de comercialización de las cooperativas afiliadas al sistema y asegurar a los socios una liquidación remunerativa dentro de plazos de tiempo adecuados, ha implementado una serie de disposiciones...

VARIANTE B:
CONTROL MÚSICA CAMPESINA EN GUITARRA
GARCÍA:
No hay peor cosa que andar con una duda adentro y tragársela. El domingo, en el mercado, me encontré con mi compadre Julián medio como desorientado, como despistado. "Dígame, García, usted que anda en eso... hablando en serio... ¿resulta esa broma de entregar el maíz a la cooperativa?
¿Conviene? ¿Qué seguridad tiene uno de cobrar sus realitos? Porque por ahí andan diciendo que se tarda mucho en cobrar. Y que al final, el precio que se saca no es seguro.
Bueno, un montón de socios me están preguntando lo mismo; así que les prometía que hablaría de eso por la radio. Vamos al asunto. ¿Cómo es esta cosa de vender por medio de la cooperativa?
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¿En qué difieren estos dos mensajes? El contenido que se busca comunicar es el mismo. Pero en la VARIANTE A encontramos la típica redacción formal del técnico o el gerente. No busca establecer una comunicación personal con el oyente. Resulta impersonal, vertical. Hace afirmaciones.
En la VARIANTE B, en cambio, García cuenta una historia y, a través de ella, establece una relación de empatia con los campesinos socios de la cooperativa; conversa, dialoga con ellos.
Parte de una referencia a la vida cotidiana del que escucha ("el domingo en el mercado"), de una cxperiencia común, de las preguntas que él se está haciendo. No arranca de lo que le interesa decir a CENACOP, sino de lo que se pregunta y le interesa saber al destinatario.
No es casual incluso la elección de la música: una convencional e impositiva marcha militar en el primer caso;una sencilla y típica música campesina con la que el oyente se identifica y que siente suya en el segundo. La música también es un lenguaje que expresa, que sirve para establecer una comunicación o que puede, por el contrario, crear desde el inicio una sensación de dominación, de distancia, de lejanía...
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2 .- DE DOS PERIÓDICOS VECINALES

VARIANTE A: (Del periódico "A.V.L.A. Informa")
POR EL RESCATE DE NUESTRO CENTRO COMUNAL
La Junta Directiva tiene el agrado de informar a la ciudadanía acaceña, que actualmente hemos emprendido una serie de tareas,a fin de lograr que nuestro Centro Comunal vuelva a ser lo que en un principio fue para la comunidad, es decir, que dicho centro vuelva nuevamente al servicio de los habitantes de esta Urbanización. Además, pensamos que, en virtud de que la Asoc. de Vec. no tiene un local donde establecerse, creemos conveniente de que sea allí (en el C. Comunal) donde funcione, y a la vez le facilite a la comunidad vincularse con nosotros.
Como la mayoría de los habitantes sabrán, este Centro actualmente se encuentra en manos de la C.V.G, a quienes hemos dirigido una carta planteándoles nuestro propósito.
Las decisiones que se lleven a cabo con este Instituto (CVG) serán comunicadas a ustedes en nuestro próximo número.

VARIANTE B: (De "El Vecino")
A veces nos encontramos en la calle con un vecino que nos pregunta: "Qué pasó con el parque que iban a hacer?; ¿era pura bulla?" Entendemos que esa actitud se debe a la falta de información: el parque y todo lo que dijimos que íbamos a hacer se hará... con la ayuda de todos los vecinos (nosotros sólo somos los coordinadores del esfuerzo colectivo).
Creemos saludable presentar a los vecinos un resumen de las actividades desarrolladas hasta ahora.

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No se necesita mayor comentario. Aquí también, el objetivo de la información es el mismo. Pero una está dicha y pensada desde el emisor; la otra desde el destinatario. En la primera, todo el tiempo es la Junta Directiva informando desde arriba, verticalmente a "la mayoría de los habitantes". En la segunda, se conversa con los vecinos horizontalmente, de igual a igual.
El ejemplo ilustra también la estrecha correspondencia que existe entre comunicación "cerrada" y tendencia autoritaria. No se percibe sólo una diferencia de redacción, sino también una diferencia de concepción. Los directivos de la A.V.L.A., sienten que ellos son los que deben hacerlo todo, los que ejercen la representación y la autoridad; los que escriben "El Vecino", en cambio, se define como "coordinadores del esfuerzo colectivo y dicen que necesitan de la ayuda y de la participación de todos los vecinos.
El ejemplo ilustra bien la diferencia entre COMUNICARSE y EMITIR COMUNlCADOS...
Seria interesante incluso analizar los nombres de ambos periódicos: la diferencia entre llamarse "A.V.L.A. INFORMA" o "EL VECINO".

LA EMPATIA, CLAVE DE LA COMUNICACIÓN

Para esa capacidad de entender al destinatario, de ponernos en su lugar, de identificarnos y compenetrarnos con él, la sicología tiene un nombre con el que vale la pena que nos familiaricemos: la llama "empatia".
Esta es una palabra clave en comunicación; está en la base misma de la comunicación.
La eficacia de la comunicación depende de la capacidad empática del comunicador.
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"SI QUIERES ENSEÑAR LATÍN A PEDRO ANTE TODO TIENES QUE CONOCER A PEDRO.
Y, EN SEGUNDO LUGAR, CONOCER LATÍN".
(Adagio de un viejo educador inglés que todavía sigue estando lleno de vigencia y sabiduría).
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¿Qué es "empatia"? Todos conocemos y experimentamos el sentímiento de simpatía.
Inspiramos simpatía a otra persona o no. Este es algo espontáneo, no racional, ajeno a la voluntad; un impulso que no controlamos ni dominamos. En cambio, la empatia es una actitud deliberada, voluntaria; un esfuerzo consciente que hacemos para ponemos en lugar de nuestro interlocutor a fin de establecer una corriente de comunicación con él. Es la capacidad de ponernos en la piel del otro, de sentir como él, de pensar como él, de "sintonizar", de ponernos en su misma "onda".
Como destreza, la empatia es una condición que podemos cultivar, desarrollar. Todos podemos incrementar nuestra capacidad para "empatizar" tratando de ponernos en la situación, en el lugar de aquellos con quienes queremos comunicamos; de ubicamos en su realidad, de sentir con sus valores y de pensar con sus categorías.
En la medida en que cultivemos en nosotros esa capacidad.en esa medida seremos comunicadores.
Pero esa capacidad no es sólo intelectual, racional; no es una mera estrategia. Significa QUERER, VALORAR a aquellos con los que tratamos de establecer la comunicación. Implica comprensión, paciencia, respeto profundo por ellos, cariño, aunque su visión y su percepción del mundo no sea todavía las que nosotros anhelamos. Significa estar personalmente comprometido con ellos.

TEMAS PARA LA DISCUSIÓN

En nuestros Talleres, cuando reflexionamos sobre este tema, surgen algunas dudas, objeciones...
Anotamos aquí tres de ellas que nos parecen importantes, para que también los lectores, individualmente o, mejor aún, en grupo, las discutan. Damos asimismo las respuestas a que suele llegar colectivamente el Taller.
1.- Eso de la empatia es muy válido e importante cuando el comunicador no procede de la misma clase social de sus destinatarios. Pero cuando el comunicador es de la misma clase, convive en el mismo barrio, comparte la misma situación, no necesita desarrollar destreza alguna para "pensar y sentir como el otro" porque naturalmente ES como el otro y piensa y siente como él.
En parte esto es cierto; pero aun así es relativo. Cuando, a lo largo de un proceso, llegamos a asumir un cierto papel de organizadores, de coordinadores, ya no tendemos a pensar y sentir tan igual. Estarnos unidos, ciertamente, al barrio, en el compartir y en el compromiso. Pero adquirimos otra percepción, otra visión, otro nivel de conciencia. Lo cual es lógico, es bueno y positivo en sí mismo. Pero nos puede llevar a la tendencia de plantear las cosas desde nuestra perspectiva, que ya no es la del destinatario. A hablar de la organización desde nuestra convicción y desde nuestra experiencia, no desde la experiencia y las expectativas del que se encuentra comenzando su proceso de conciencia organizativa, o del que aún no está organizado.
Y eso conlleva siempre un cierto peligro de que nos distanciemos de aquellos a quienes, por el contrario, queremos acercarnos e incorporar. Entonces, volvemos a necesitar de nuestra capacidad de "empatia".
Un ejemplo, vivido en un Taller, ilustra bien esta comprobación. En una organización popular de mujeres, está muy difundida la frase "se me cayó la venda de los ojos". La dijo una vez, espontáneamente, una militante: "Después que entré en la Organización, fue como si se me cayera la venda de los ojos" (es decir, vi claro, tomé conciencia de mi realidad). Por ser tan expresiva y tan real, la frase se ha popularizado entre las compañeras.
Una vez, en un taller de capacitación en producción de materiales de comunicación, participaba una coordinadora zonal de esta Organización; una mujer de auténtica extracción popular. Se trataba de practicar la redacción y diagramación de volantes y "desplegables". Esta compañera decidió preparar un "desplegable" destinado a las mujeres no organizadas de su barrio y que tenía por objeto invitarlas a una reunión para allí darles a conocer la Organización y proponerles entrar en ella. Y le puso por título de portada: "Se me cayó la venda de los ojos".
Cuando en el Taller se analizó este pequeño folleto, los otros participantes procuraron PONERSE EN EL LUGAR de sus destinatarias; ver aquella portada con la óptica de ellas. Y consideraron que esta frase, si bien excelente para la mujer que ya está en la Organización, resultaba "cerrada", carente de "empatia" para las no organizadas, a quienes todavía "no se les había caído la venda de los ojos". Peor aún: podía resultar negativa, contraproducente; inspirarlas miedo, ahuyentarlas. O, tal vez, sentirla como una agresión.
La autora cayó en la cuenta y cambió su portada por otra pensada A PARTIR DE LAS DESTINATARIAS y no a partir de sus propias percepciones.
2.- Pero no siempre podemos conocer personalmente a cada uno de nuestros destinatarios para ponernos en su lugar...
Ciertamente. Pero podemos conocer a muchos otros que se les parecen. Y, en todo caso, nos conocemos a nosotros mismos. Nosotros tampoco hemos sido siempre como somos ahora.
Hemos hecho un camino, un proceso.
Desarrollar la capacidad de empatia es también, en cierto modo, desarrollar la capacidad de introspección, de auto-conocimiento. Tratar d recordar cómo pensábamos y cómo éramos ANTES de haber hecho proceso. Así podemos ayudar mejor a otros y hacer un proceso similar.
Para retomar el ejemplo anterior, recordar cómo éramos, cómo sentíamos y pensábamos antes de que "se nos cayera la venda de los ojos".
3.- Hablamos de ponemos en lugar de los destinatarios, de responder a le que ellos sienten como sus necesidades y expectativas. Pero esto, ¿no nos lleva a un cierto conformismo, a un cierto inmovilismo? Sabemos que hay necesidades muy reales y prioritarias que la comunidad, por no haber desarrollado su conciencia crítica, no siente como tales.
También es cierto. No se trata en absoluto de "conformarnos", de dejar las cosas como están.
Si fuera así, no tendría sentido nuestro trabajo. Pero para lograr ese cambio, lo primero es iniciar el proceso con la comunidad. Y para eso, para poder entablar el diálogo con ella, hay una sola forma de empezar: partir de "aquí y ahora" de las necesidades y los problemas que la gente percibe y siente.
No para quedarnos ahí, no para enquistarnos. Sino para que, desde ese arranque común, la comunidad vaya adquiriendo gradualmente una revisión más crítica, más amplia y global, que le permita comprender el problema en sus verdaderas causas -condición indispensable para que llegue a resolverlo— y descubra esas otras necesidades que aún no percibe.
Pero si no partimos de la percepción y la vivencia de los destinatarios, ¿ si pretendemos "quemar etapas", el diálogo no se da; se corta antes de empezar. Y nos quedamos siempre unos pocos trabajando y hablando solos.

"WAYÑITOS PARA OLVIDAR"
Ya a punto de entregar los originales de este volumen a sus editores, llegó a mis manos y pude disfrutar un valioso libro, recién publicado, de José Ignacio Vigil: "Radio Pío XII - Una Mina de Coraje" (coedición ALER-Pío XII, Quito, 1984); y encontré en él un pasaje que me pareció singularmente expresivo para ilustrar esta reflexión. Creo que vale la pena abrirle un lugar aquí.
El libro reconstruye, a través de testimonios directos, la historia de la Radio Pío XII - "la Pío", como popularmente la llama la gente de la región—: una radio católica instalada en una zona minera de Bolivia para ser más precisos, en las inmediaciones de la "Siglo XX", una de las minas de estaño más grandes del país.
A lo largo de un proceso de muchos años, la emisora "se puso del lado del pueblo": se identificó y comprometió resueltamente con las luchas de los combativos sindicatos mineros.
Ello le valió que, en 1980, la dictadura "narco-militar" del general García Meza la persiguiera, destruyera sus equipos, la clausurara y anulara su licencia.
La intensa movilización popular y sindical, que tenía la recuperación de "la Pío" como reivindicación y como bandera, logró finalmente arrancar de la ya tambaleante, dictadura la reapertura de la emisora. El 4 de julio de 1982, tras dos largos años de silencio, ésta pudo volver a salir al aire con un viejo transmisor de emergencia que logró reparar y poner en marcha. Cinco meses más tarde, el régimen militar cayó en Bolivia retornó al gobierno democrático bajo la presidencia de Siles Suazo.
A ese momento corresponde este testimonio que queremos recoger aquí, en el que el director de la radio, padre Roberto Durette, evoca esos días de la reaparición de la Pío XII.
"¿Nuestra nueva programación? (...) Nos pasó una cosa curiosa. Imagínate, después de tanto estar callados, de tanta moderación, nos impacientamos. Sentíamos que había que aprovechar el tiempo. ¿Y si dentro de un mes golpeaban otra vez: los milicos y nos amordazaban nuevamente? ¡Había tanto que decir, que informar, tanto que educar a la gente!".
Y así -narra Durette- llenaron toda la programación de la emisora de la mañana a la noche, con programas culturales y educativos; con noticias, comentarios políticos, con análisis de la situación.
"Educar a tiempo y destiempo, que mañana no sabemos si nos cierran. '.. ¿Música para qué? Eso es desperdiciar la emisora. Noticias, formación, concientización, ahora es el chance. Y bueno, llegamos a fabricar un adobe tal que ni el santo Job lo aguantaba. ¡De las 16 horas de emisiones diarias, 14 eran de programas educativos! ¿No nos habríamos ido a la otra alforja?
La gente reclamaba también su música, su novelita, su respiro. Pero nosotros, nada. Dale nomas con programas de peso. Y con tanto peso, claro, nos volvimos pesados.
(...) Nos pasó otra cosa peor. Sentimos que había que fortalecer, sobre todo, las organizaciones.
Fortalecer los grupos atendidos por nuestros promotores. Está bien. Y a los sindicatos, a la Federación Campesina, al movimiento popular. Está mejor. Desde luego, aquí en los campamentos, en el distrito, hay muchos trabajadores organizados, muchas señoras en el Comité. Pero hay muchos más que no lo están, que no tienen un nivel tan alto de conciencia. Nosotros concentramos el esfuerzo en atender a las vanguardias. Una hora, otra hora, los mejores espacios para las organizaciones. Pero, ¿y el resto, la masa? La emisora era un canal para todos, debía ser. Pero en Pío XII, por la prisa de fortalecer los grupos, nos dirigíamos a los que llevaban la bandera, Y nos fue pasando que, al mirar atrás, los abanderados y nosotros caminábamos solitos. La gente se había quedado rezagada, comiendo habas.
Lenguaje duro, lenguaje militante, que los militantes entendían y respondían. Y mientras, el minero cansado, hablando de la fiesta de su pueblo. Y la señora de la pulpería, hablando del precio del aceite. Y el ñato haciéndole ojitos a su ñata. Pero nosotros, con el verso de la unión, la organización y la movilización de los cuadros.
Eso es peligroso, cuando un medio masivo se reduce a grupos y grupitos y se descuelga de las mayorías.
Porque lo nuevo, lo popular, no es seleccionar la audiencia, sino darle participación. Eso hemos descubierto. Que el desafío de una emisora popular no es tanto lo de meter mensajes fuertes, cambiar el contenido de los "productos", sino cambiar los "productores". La cosa no es tanto hablarles a los dirigentes desde la emisora sino que ellos mismos sean los que hablen, los que se proyecten a todas las bases a través del gran medio de comunicación. Y que las bases también participen y que los programas partan de los intereses reales, sencillos, de la gente sencilla. Para que sea el pueblo quien eduque al pueblo. Ahí estaba, pues, la clave del asunto.
Y es que una emisora no es recurso de vanguardia. Bueno, en el extremo, cuando hay golpe, si. Ya nosotros tenemos buen entrenamiento para las emergencias. Pero cuando se puede trabajar cuando hay espacio, debe marchar al paso del pelotón, no tanto de los punteros. Aunque esto no lo tragaban todos.
— ¿Pan y circo, entonces? —protestaba uno.
— No sólo, compañerito. Pero tampoco sólo coyuntura y hermenéutica. Les estamos volando los programas sobre sus cabezas.
— ¡Concesiones! ¡Somos una emisora educativa!
— Dime una cosa. Vos mismo, cuando acabas de trabajar, 10, 12 horas aquí en la radio, ¿no te vas al cine? ¿No te plantas ante la televisión para ver "Rosa de Lejos"?
Poco a poco, nos fuimos aclarando. Comprendiendo que una radio, para acompañar al pueblo, tiene que reflejar la fortaleza del pueblo y también sus debilidades. A veces, a nombre de Marx o a nombre de Cristo o de quien sea, nos volvemos intransigentes, puristas. El descanso es parte de la vida, ¿no ve? Si a Dios, el séptimo día, cansado después de tanta creación, le hubieran largado un programa educativo de los nuestros, ¡creo que sobre el pucho manda el diluvio!.
Eso pienso ahora. Pensamos. Pero metimos la pata más de una vez. Y todavía. Lo de siempre, que los tropezones hacen levantar los pies. Me acuerdo de Hortensia, que nos cocina aquí en la Pío:
— ¿Ois'e el programa de hoy, el de las mujeres?
— Sí, pues, que lo oí, padre.
— ¿ Y de qué trataba, Hortensia?
— No, pues, no le sé decir...
— ¿Pero tú no lo oíste?
— No tanto.
— ¿Qué emisora oyes tú, Hortensia? Di la verdad.
— Pío oigo, pues.
— El pío pío del pollito. A ver, responde de cierto.
— Cansada estoy, padre, y esos locutores solo saben hablar y hablar.
— Y por la noche, íqué oyes? ¿No escuchas Prisma Radial?
— Si escucho.
— ' ¿Y de qué hablaron ayer?
— ¿Ayer? ... Ayer con sueño estuve, pues, padre. De noche más cansada llego. ¿Cómo oir?
— Pero tú oyes Paramericana, Radio Illimani...
— Con tu perdón, padre, pero la Pío es abrumadora. Palabras nomás dicen. Música siquiera pongan, como ser wayñitos. (El wayrto, o huaino como se le llama en Perú, es la danza tradicional del Altiplano boliviano. Wayñito, es su diminutivo cariñoso, nota del autor).
— ¡Música! Eso es lo de ustedes Música para olvidar las penas.
— A veces hay que olvidar padre. ¿Cómo se carga la vida si no?
— Si ponemos música a la noche, más ligero van a comprar la cerveza.
— Lo mismo decía el padre Lino también. Pero él se tomaba sus cervecitas de él, y su vinito, que yo lo sé. Wayñito siquiera pongan, para alegría. Que despuesito vendrá el ejército y habrá sobrante de lamentos.
No llega Viernes Santo sin Carnaval antes. Tiempo sabe haber para todo.
Tiempo para todo. Tiempo para todos, también, en una emisora que quiere ir de la mano del pueblo.
El pueblo no es tan impaciente como nosotros, eso he aprendido. Y tiene una sabiduría larga. Lo de Hortensia no era sólo de ella. Salimos a las calles a chequear. Hicimos una encuesta. Estábamos perdiendo mucha audiencia por tanto educar y educar.
Comenzamos a aligerar los programas. A mezclar la risa con lo serio. A meter una novelita y un wayñito. El pueblo nos enseñaba nuevamente a trabajar. En tiempos de represión nos enseñó a resistir. En tiempos más sueltos, nos enseñaba también a no ser tan implacables. Ya fuimos mezclando en la programación el mote con el tostado, una cosa con otra, .., porque la vida tiene muchos tonos, muchos colores, rojo, verde, azul, violeta...".

SUGERENCIAS PARA EL FACILITADOR
Un sencillo ejercicio que suele generar una reflexión muy rica. Suponer que nuestro grupo u organización a programado una actividad y que salimos a visitar a la gente del barrio para invitarla a asistir. Por ejemplo (es el que se utilizó en un taller reciente), nuestro grupo ha organizado un curso sobre educación de los hijos y estamos invitando a nuestras vecinas para que concurran a él.
El sociodrama consiste en representar ese momento de conversación con una vecina para invitarla. Convie ne representarlo dos o tres veces con distintos participantes.
Luego, analizar: ¿hubo una comunicación "cerrada" o "abierta"?, ¿Hubo "empatia"?.
Es sorprendente cómo, en la mayoría de los casos, el (o la) que invita se limita a dar la información desde los organizadores: "Vamos a hacer esto, es interesante, te puede ser útil, te invito a venir". Rara vez comienza por preguntar a la vecina por sus hijos, por los problemas que ella encuentra en su educación, por las preocupaciones que ella siente al respecto; rara vez le cuenta a la vecina sus propias dificultades en relación a sus hijos para así descubrir que ambas enfrentan situaciones comunes; para, a partir de ese diálogo, preponer el curso como una ayuda que puede contribuir a resolver esos problemas.
(Es interesante anotar, de paso, que, recientemente, la organización que ofrecía ese curso resolvió cambiarle el nombre: ya no se llama "Educación de los hijos", sino "Conociendo mejor a nuestros hijos". Vale la pena reflexionar sobre ese cambio y sus motivos).
* Analizar materiales de comunicación popular incluso materiales producidos por los propios participantes semejantes a los ejemplos de las páginas 122/123.
Preguntarse:
— ¿Desde quién está formulado el mensaje: desde el emisor o desde el destinatario?
— ¿Es una comunicación "cerrada" o "abierta"? ¿Hay empatia?
* Hacer un sencillo análisis de contenido de periódicos populares como el que figura en la página 114.
* Hacer en el barrio una encuesta sobre lectura de periódicos vecinales: ¿los conocen?, ¿los compran?, ¿los leen?.
Los Múltiples Lenguajes del Hombre
Supongamos que un compañero nos convoca a una reunión en una casa alejada de la ciudad, a la
que no hemos ido nunca antes. Necesitamos instrucciones, señas para llegar.
* El empezará por DECIRNOS los datos: el nombre de la zona, de la calle, de la casa.
* ANOTAREMOS esa dirección. O él mismo nos la escribirá. Pero no nos basta. ¿Cómo se llega hasta allí? ¿Cómo hacemos para encontrar el sitio? ¿Qué camino debemos seguir?
* El compañero nos describirá la ruta. Seguramente se auxiliará con MOVIMIENTOS, con gestos... "Al llegar a tal cruce, tomas a la derecha (y girará el brazo)... luego, subes una cuesta
empinada (y elevará la mano)...
* Pero aún no está muy claro. El camino es intrincado, con muchas vueltas. Tememos perdemos. El compañero NOS DIBUJA un plano de la ruta.
Pues bien: ¿de cuántos recursos o "medios" se valió nuestro amigo para explicarnos la dirección? O, mejor dicho, ¿cuántos LENGUAJES empleó?
1.- Nos dijo la dirección. Empleó el lenguaje hablado, oral.
2.- Nos la escribió. Aquí usó el lenguaje escrito.
3.- Nos describió el camino. Aquí, además de utilizar nuevamente el lenguaje verbal, nos representó el derrotero apoyándose en gestos. Es decir, se valió del lenguaje mímico, tan rico y lleno de significaciones y de intenciones.
4.- Por último, nos dibujó un plano: empleó el lenguaje gráfico o visual.

Hemos partido de este elemental ejemplo para tomar conciencia de la riqueza y variedad de los lenguajes de la comunicación humana.
Permanentemente, emitimos "signos". Las palabras (habladas o escritas), los dibujos, los gestos, son eso: signos, señales. Es a través de ellos cómo nos comunicamos los seres humanos; cómo expresamos nuestras ideas y nuestros sentimientos.
Los cuatro lenguajes que identificamos hace un momento, ya constituyen una enorme riqueza y complejidad. Pero la lista aún está lejos de ser completa.
* La MÚSICA es un lenguaje. Expresa emociones, sentimientos, estados de ánimo... describe sensaciones.
* Cuando la combinamos con palabras (lenguaje verbal) tenemos la CANCIÓN.
* Cuando la combinamos con movimientos y gestos (lenguaje mímico), tenemos la DANZA, un medio de expresión que las culturas populares siempre han utilizado para simbolizar sus creencias, sus esperanzas, sus rebeldías, sus protestas.
* En la vida cotidiana, encontramos infinidad de objetos y actitudes con valor de signo, de lenguaje.
La VESTIMENTA es un lenguaje. También con nuestra ropa emitímos señales.
Ponernos un atuendo especial para asistir al casamiento de un amigo es expresarle la importancia que damos a la celebración. Recordemos asimismo la ropa negra del luto.
En el mercado de Chincheros, cerca del Cuzco, en la sierra peruana, las indias que llevan su típico sombrero negro y hundido sólo intercambian productos por el viejo sistema de trueque; mientras que las que se ponen el sombrero blanco y de copa alta de los cholos, aceptan dinero a cambio de su mercancía. Los sombreros diferencian e identifican a una u otra forma de comercio.
El sistema dominante ha captado bien esta función de la vestimenta y la explota hábilmente. Cuánta gente del pueblo, especialmente la gente joven, se pone camisetas con dibujos y leyendas de Superman, de "I love New York", de Agente 007, de Yale University, de U.S. Army... ¡hasta de la CÍA!, sin advertir, al parecer, que se convierte así en vehículo transmisor de la propaganda yanki.
* El CABELLO, el PEINADO, pueden ser un lenguaje, Basta recordar las largas y enmarañadas melenas de los hippies y cómo éstas se convirtieron en una expresión de desafío, de protesta, de rechazo al orden establecido (por algo en ciertos países con regímenes represivos se perseguía a todo joven, a todo estudiante con el cabello largo y se los, rapaba).
No menos significativa fue la respuesta del sistema al lanzar y promover el peinado a lo Travolta, corto y fijado con vaselina, para simbolizar a los "chicos buenos", dóciles, obedientes al orden.
Entre las doncellas asiáticas, la forma de disponer las flores sobre su cabeza expresan: "Aún no tengo novio" (o "ya lo tengo"): se me .. puede cortejar o no.
¿...Análogamente, en las comunidades indígenas de Guatemala, la función de ir al lago a buscar agua está asignada a las doncellas. Cuando un joven ve a una muchacha yendo por agua al lago, llevando grácilmente el cántaro sobre su cabeza, lee el signo: puedo acercarme a ella, pretenderla.
Desde la más lejana antigüedad, los PERFUMES han constituido un lenguaje erótico; y también un lenguaje ritual, religioso.
* Los sabores de la COMIDA son también un lenguaje; emiten mensajes, signos. Nos hablan del cariño que ha puesto en ella quien la preparó, de su deseo de agradarnos (o de su indiferencia). J
* Los modernos medios técnicos de transmisión a distancia han desarrollado lenguajes complejos: el cine, la televisión, los diapomontajes, disponen del lenguaje audiovisual, que articula imagen y sonido (y, en el caso de los dos primeros, con la riqueza y complejidad adicional que les confiere la imagen en movimiento).
* Cuando pensamos en la radio, solemos asociarla al lenguaje hablado, a la palabra. Pero la radio es mucho más: puede emplear y combinar palabra, música, "ruidos" (efectos de sonidos). Dispone, pues, de lenguaje SONORO con toda su variedad y riqueza.

ABRAMOS LAS COMPUERTAS
¿Por qué hemos querido hacer este recorrido por el mundo de los lenguajes humanos y mostrar su multiplicidad?.
Porque pensamos que la comunicación popular debe ser rica y variada; hablar muchos lenguajes. Abrir las compuertas a la creatividad y a la imaginación.
Nuestra comunicación popular es todavía un poco limitada en eso. Privilegiamos en exceso a los medios escritos: periódicos, folletos, libros... Quizá esa tendencia nos venga de la tradición de las organizaciones obreras de principios de siglos. O de la influencia de la escuela. O de los movimientos intelectuales de la centuria pasada. Pero lo cierto es que predomina una tendencia a pensar que, en educación popular, lo importante -casi lo único— es escribir, editar, publicar. Gran parte de los centros de educación popular reducen su producción de materiales a un servicio de publicaciones.

Sin duda, la lectura es importante. Dominar el lenguaje escrito es para el pueblo un avance fundamental, irrenunciable, en cuya conquista jamás debemos cejar.
Pero no debiéramos relegar ni subestimar los otros lenguajes. No podemos olvidar que vastos sectores de la población son analfabetos; o que se encuentran en ese estado que los expertos llaman "de analfabetismo funcional" o "por desuso" (es decir, aprendieron a leer pero por falta de práctica se les olvidó); o, en todo caso, tienen poco hábito de lectura y serias dificultades para entender y captar el lenguaje escrito.


Y hay más aun: las culturas originarias de América Latina, son todas culturas de transmisión verbal; de tradición oral.
Los medios escritos, con ser tan importantes y necesarios, no pueden ser, pues, los únicos vehículos de la comunicación educativa popular. Ella tiene que incorporar los lenguajes de comunicación en que son tan ricas las culturas de nuestros pueblos: el uso de los gestos, de los símbolos, del canto, de la música, del baile.
Y debe apropiarse de todo el caudal de medios de que puede disponer y recrearlos.
* Medios tradicionales y artesanales: el teatro, los títeres, los muñecos articulados, la pantomima, el sociodrama, la danza, los juegos.
* Los medios técnicos baratos, como los afiches, la fotografía, los montajes audiovisuales, los cassettes (un medio sencillo y barato y que tiene la gran ventaja de prestarse a la comunicación de doble vía, ya que permite a los grupos no sólo recibir y oír un mensaje, sino también grabar ellos a su vez y autoexpresarse), los parlantes, la radio popular, las carteleras, las historietas, las fotonovelas, el "audiopapelógrafo" o "historieta hablada", el "periódico oral"...
* Incluso, en ocasiones, es posible recurrir al cine (super 8 y hasta a veces el de 16 mm.) y al video-cassette, siempre que su uso se justifique y no involucre una peligrosa introducción de tecnología sofisticada y cara que cree sin quererlo una relación de poder, de dominación.
Necesitamos desarrollar y ampliar nuestra "estrategia de medios". Abrir las puertas a la multiplicidad de los lenguajes.
DOMINAR LOS LENGUAJE
Pero abrirse a los lenguajes es también aprender a usarlos bien. Muchas veces, creemos que incorporamos un nuevo lenguaje y, en realidad, lo desaprovechamos. O, pero aún, lo tergiversamos.
* Hacemos -o creemos que estamos haciendo— un "audiovisual" o montaje de diapositivas, y lo llenamos todo él de texto hablado. Permanentemente el locutor habla, explica, discursea. La imagen sólo tiene aquí la función secundaria de mera ilustración, de apoyo al discurso expositivo. Con lo cual estamos desaprovechando y desvirtuando las potencialidades expresivas del lenguaje visual: lo que en realidad hacemos es un "discurso ilustrado".
Un verdadero audiovisual tiene que hablar en imágenes, dejar que ellas hablen por sí mismas. El texto tiene que ser tan sólo apoyo, complemento de la imagen y no ésta apoyo y complemento de aquél. Para hacer un audiovisual hay que PENSAR EN IMÁGENES.
* Conseguimos un espacio de radio y enseguida pensamos en charlas, en palabras. Y, peor aún, en discurso escrito y leído: frases largas y de construcción compleja, cifras, datos complicados... La radio -ya se ha dicho— es otra cosa. En primer lugar, en ella hay que saber conversar, emplear el lenguaje oral, que es muy distinto del escrito.
Aunque primero escribamos un guión, éste debe tener la espontaneidad y la sencillez de lo hablado.
Pero además -y esto es aún más importante— la radio no es sólo palabras. Es también música y sonidos. Tiene toda la sugestión del lenguaje auditivo, de la imagen sonora (un niño decía que le gustaba más la radio que la televisión porque en la radio "los decorados son más bonitos"). La radio habla a la imaginación, a la emoción, y no sólo a la racionalidad. Un radioteatro o radiodrama con una historia, con una situación, con música, con sonidos, moviliza la participación de los oyentes mucho más que una monótona charla expositiva.
* Ideamos una obra de teatro y la convertimos en puro discurso. Los personajes no hacen sino hablar, discursear. Olvidamos así que la palabra es sólo un componente de la acción teatral. El teatro es un multi-lenguaje. Se expresa a través del cuerpo, de los gestos, de los movimientos; muchas veces a través de los silencios. Puede y debe incorporar al canto, la música, la danza, el lenguaje de los colores, de las mascaras, de las vestimentas; el lenguaje de las luces y las sombras.
* Para hacer más amena y accesible una publicación, resolvemos darle forma de historieta. Pero nos parece que con poner caras diciendo un texto, ya hacemos una historieta. Lo que hemos hecho simplemente es poner el texto escrito en "globitos" repartiéndolo entre distintas caras dibujadas.
Historieta deriva de "historia". Los personajes deben actuar, moverse, vivir una situación y no estarse inmóviles conversando. Lo importante en una historieta es que en ella "pase algo"; que se cuente y se muestre una situación. Al terminar su lectura, debemos poder preguntarle al lector qué pasó en ella, qué sucedió, y no de qué hablaron o qué dijeron los personajes.

DOS DIMENSIONES DEL LENGUAJE HUMANO
Quizá todavía debiéramos hacer otra distinción entre los lenguajes del hombre.
En el conjunto de esos lenguajes, hay como dos dimensiones: una "cognitiva" (de conocer) y otra "afectiva". Los seres humanos nos comunicamos para intercambiar informaciones y conocimientos, para analizar una determinada cuestión, para razonar, para pensar juntos. Pero nos comunicamos también para expresar emociones, sentimientos, afectos, esperanzas, ensueños. Basta pensar en los gestos: una caricia, una palmada afectuosa en el hombro del compañero que está triste, un apretón de manos, no tiene "significado" racional; no tiene valor de información, de conocimiento. Y sin embargo, dicen y significan muchísimo...
Será bueno que analicemos la comunicación educativa popular que producimos y nos preguntamos si no es un tanto unidimensional. Aunque logremos traducirla en un lenguaje sencillo, ella tiende con demasiada frecuencia a ser casi exclusivamente analítica, racional: casi todo el tiempo presentamos problemas, los discutimos, razonamos... No solemos darle suficiente cabida a esa otra dimensión efectiva, tan importante y tan humana, y en la que el pueblo es tan creativa y tan rico. Los comunicadores populares somos tal vez demasiado lógicos y "serios".
Es preciso que nuestros mensajes , nuestro lenguaje, sepan abrirse, como dice de Zutter, "a la risa, al sueño, a la poesía", al humor, a la emoción, a la belleza. Es decir, abrirse a la vida.
Naturalmente, hay que equilibrar estas dos dimensiones. Una comunicación puramente "afectiva", "emotiva", no genera análisis crítico, reflexión, pensamiento. Puede quedarse en la pura catarsis emocional, no racional. Y prestarse a la manipulación; crear un nuevo tipo de dominación Pero una comunicación exclusivamente cognitiva, resulta fría, inexpresiva; poco
vivencial, escasamente motivadora y movilizadora. Sólo con argumentos racionales, sólo con análisis intelectual, no se construye la acción, que es producto de la volición -esto es, de la voluntad— y que nace de opciones integrales, en las que el hombre está todo él presente, con todas sus dimensiones. "El corazón tiene razones que la razón no conoce". Emocionarse, soñar, imaginar, reir, son también maneras ricas e imprescindibles de conocer.

TEMA PARA LA REFLEXIÓN: LA GUERRA PALABRA/IMAGEN

En este capítulo hemos planteado la necesidad de abrir nuestra comunicación popular a los lenguajes y a los medios. De no reducirla sólo a la palabra, al discurso.
Pero también puede caerse -y de hecho muchas veces se cae— en la exageración inversa. La tecnología puede ejercer sobre nosotros una especie de fascinación y llevarnos a considerar la fotografía y los medios audiovisuales como los únicos recursos eficaces. Me preocupa oir a más de un comunicador popular repetir entusiasmado que "una imagen vale más que mil palabras" (frasecita que a veces sospecho que la inventó la Kodak); o proclamar que "vivimos en la civilización de la imagen".
Aquí también, una vez más, se impone el equilibrio. Si es erróneo reducir toda nuestra comunicación a la palabra, lo sería tanto o más negarla o desvalorizarla, como hoy está de moda hacer. El lenguaje visual es de un indudable valor; pero tiene sus limitaciones y sus peligros. Favorece un tipo de percepción sensorial que se dirige mucho más a los sentidos que al pensamiento y a la reflexión. Impacta; pero con muy poca participación de la conciencia. Una comunicación que se centre en ese "impacto" de la imagen podría tener más de manipuladora y de alienante que de concientizadora.
Como educadores populares, no debemos menospreciar la palabra (utilizada, claro está, con mesura y sin caer en la verborragia discursiva); ni olvidar que ella es "la más grande expresión creativa del hombre, su acto de encarnación en el mundo" (O'Sullivan); "el medio de comunicación por excelencia entre los seres humanos y los grupos sociales; el instrumento más rico y complejo que poseemos de manera natural y espontánea para comunicamos" (M. A. Jiménes Sabater y A. Navarro Peguero, Una Guía de Redacción para la Comunicación Popular. CEDEE, Santo Domingo, 1983).
Usemos, pues, la imagen; pero sin por ello desvalorizar la palabra. Dándoles su lugar y su papel a la una y la otra. Sin enfrentarlas en una tonta guerra. Sin asignarle a aquella un valor "mil" y a ésta un valor "uno".

SUGERENCIAS PARA EL FACILITADOR
· Se puede iniciar el diálogo sobre este tema representando entre dos participantes la pequeña situación que se describe al comienzo del capítulo: explicar a un compañero una dirección e indicarle cómo llegar. Luego,enumerar los distintos lenguajes que se emplean.
· Listar los medios de comunicación que producimos o que se producen en nuestro ámbito: ¿cuántas son publicaciones, medios escritos, y cuántos corresponden a otros lenguajes?.
· Tomar el propio salón o ambiente en que se encuentra el grupo y descubrir todos los signos que nos rodean.
· Analizar audiovisuales, representaciones de teatro popular, programas populares de radio, historietas populares, etc., y ver en qué medida emplean la riqueza de sus lenguajes específicos o son sólo discurso expositivo disimulado.
· Tomar un tema cualquiera para un mensaje que normalmente el grupo expresa en forma de exposición verbal, informe escrito o conclusiones enunciadas en hojas de rotafolio; formar tres o cuatro equipos y proponernos convertir el tema en distintos mensajes de comunicación "vivos" y expresivos, tales como:
- un sociodrama (o mimodrama, sin palabras) de creación colectiva;
- un dibujo mural realizado colectivamente;
- un fotomontaje (o diapomontaje) en base a fotos (o a diapositivas) de las
que se dispone previamente.
- un diapomontaje dibujado directamente sobre pequeños trozos de acetato;
- una canción conocida que exprese el tema o la idea.
- un juego simbólico, etc.

Comprobar la riqueza expresiva de estas maneras de comunicar no enunciativas ni discursivas.
Si queremos introducir como esparcimiento un juego puede ser adecuado el tan conocido de comunicar refranes o títulos de películas sin hablar, sólo con mímica, para que el grupo los adivine.