8/9/08

CLASE CATORCE: LA TEORÍA SEMIOLOGICA


Ferdinand de Saussure
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Ferdinand de Saussure (1857-1913), el padre de la lingüística estructural, sienta a principios del siglo XX las bases de una ciencia general de todos los signos y lenguajes: la semiología. Si bien nació en Ginebra, vive y enseña en París, donde deja fuertes influencias y donde sus alumnos compilaron sus clases en el ya clásico libro “Curso de lingüística general” (1916).
Para Saussure el signo lingüístico es una díada, es decir, esta compuesto por dos elementos conectados entre sí: el elemento material del signo (el significante) y su contenido, es decir, el concepto o imagen mental que este genera (el significado). Así, se vinculan entre sí dos aspectos de un mismo fenómeno, el elemento fónico / acústico (palabra hablada o escrita) y el concepto asociado a él.
   


El signo es la unidad mínima de sentido de un lenguaje. No son solo lingüísticos, ya que cuando le asignamos a un objeto un valor diferente de sí mismo lo estamos considerando como signo, ya que lo que hace de algo un signo es su propósito de representar, o que se lo use con el fin de sustituir o estar en el lugar de otra cosa.


 
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Los aportes más importantes que Saussure suma a la teoría semiológica están relacionados con las propiedades del signo lingüístico: su arbitrariedad y su carácter sistémico.
En el signo lingüístico, la arbitrariedad significa que no existe ninguna conexión o relación interna entre el significante y el significado. Las causas que constituyen un signo no están en el seno del mismo, sino que se deben a una convención social totalmente arbitraria.

“El lazo que une el significante y el significado es arbitrario o también, ya que por signo entendemos la totalidad resultante de la asociación de un significante a un significado, podemos decir más sencillamente que el signo lingüístico es arbitrario”.[1]

El concepto de sistema que utiliza Saussure se ajusta al significado que tenía en su época, es decir, el de estructura matemática: como un conjunto de elementos cuyas características se definen relacionalmente: tiene una existencia cuyo significado está determinado por las relaciones que mantienen con los otros elementos del mismo conjunto.
Las palabras funcionan como lo hacen debido al lugar que ocupan en la estructura del lenguaje, porque son diferentes una de las otras y se ajustan a un esquema particular.

“Claude Lévi-Strauss asignaba como objeto a las ciencias estructurales aquello que ¨representa un carácter de sistema¨, es decir todo conjunto del cual ninguno de los elementos puede ser modificado sin provocar una modificación de todos los demás.
(…) Diremos –y es la única manera de no caer en la confusión- que con el nombre de estructuralismo se reagrupan las ciencias del signo, de los sistemas de signos”.[2]

La teoría semiótica


Charles Sanders Pierce 

Charles Sanders Pierce (1839-1914) es un matemático, filósofo y semiótico nacido en Cambridge, EE.UU. que a pesar de desarrollar su pensamiento filosófico casi en simultáneo con los trabajos que Saussure realiza en Europa no obtiene tanta repercusión como este por la tardanza en publicar su producción teórica.
Recién en la década del 30 se publican sus textos relacionados con la semiótica, que serán de gran influencia en el ámbito anglosajón.
A diferencia de Saussure, que entiende el signo como una díada, para Peirce el signo es una tríada que tiene la función de ser “algo” que esta en lugar de otra cosa bajo algún aspecto o capacidad. Es decir, el signo es una representación por la cual alguien puede remitirse mentalmente a un objeto.

  • Signo: es la representación de algo, lo que esta en lugar de otra cosa. Es el signo en sí mismo, pero no lo tenemos que confundir con un objeto, ya que es una realidad teórica y mental.
  • Intérprete o interpretante: es lo que produce el signo en la mente de la persona. No tenemos que pensar en el interpretante como la persona que se enfrenta al signo, ya que se trata de la repercusión de dicho signo en la mente de la persona, es decir la relación mental que establece el sujeto entre el signo y el objeto.
  • Objeto: es aquello a lo que alude el signo.

“Un signo, o representamen, es cualquier cosa que existe para alguien en lugar de otra cosa, sea cual fuere su acepción o ámbito. El signo va dirigido a alguien y crea en la mente de esta persona otro signo equivalente, o quizás más desarrollado.
El signo que se crea lo llamamos interpretante del primer signo. Este signo existe por alguna razón, el propio objeto. Tiene sentido por ese objeto, no en todas sus acepciones, sino enfocado a una clase particular, a la que alguna vez me he referido como el terreno de la representación.”[3]

Según Pierce el signo es una categoría mental, una idea por la cual evocamos un objeto con la finalidad de comunicarnos o simplemente entender el mundo. En ese proceso de inferencia que se produce la semiosis.
La recepción del signo se ve condicionada por las experiencias previas de los individuos, sus hábitos culturales y la suma de sus competencias comunicativas. Los receptores interpretan el signo a partir de las valoraciones sociales, los prejuicios, costumbres y tradiciones, por lo que van elaborando nuevas configuraciones, ya que el interpretante de un signo refleja siempre los hábitos mentales de la persona que entra en contacto con el signo.
La relación que se da entre el signo y el objeto al que está representando se realiza a través de la mediación de una representación (el interpretante).
Pierce nos da un ejemplo para entender su proposición: Robinson Crusoe descubre una huella de pie humano en la arena de la playa de su isla. Esta huella significa que no es el único ser humano que habita la isla, existe otra persona, que luego será llamado Viernes. En este caso la huella es el signo, que representa a un ser humano o el hecho de que hay otro ser humano en la isla. Ese ser humano es, por ende, su objeto. El pensamiento de Robinson Crusoe de que hay alguien más en la isla es el representante del signo. Así, Viernes consiguió producir en Crusoe el pensamiento de que no estaba solo, pero únicamente gracias a una mediación (la huella / signo), ya que por sí mismo no pudo producir ese pensamiento, por no haberse cruzado nunca con Crusoe.

La presencia de Viernes |determina >>>  huella  |determina >>>  “Hay alguien más en la isla”
           (Ojeto)                                             (Signo)                                        (Interpretante)

La semiótica sostiene que cada mensaje viene determinado por quien lo interpreta en cada ocasión, revalorizando el significado de la comunicación, toda vez que significante, significado y signo son, en cualquier sistema semiológico, diferentes.[4] 
A partir de los aportes de estos dos autores en la segunda mitad del siglo XX encontramos dos corrientes claramente definidas:

  • La semiología: basada en el estructuralismo y los aportes lingüísticos de Saussure, donde se encolumnan principalmente franceses e italianos. Se destacan, entre sus referentes, a Roland Barthes y Algirdas Julien Greimas.
  • La semiótica: a partir del sistema triádico de Peirce, con gran relevancia entre los pensadores anglosajones. Algunos de sus exponentes más conocidos en nuestro medio son Umberto Eco y Eliseo Verón.

El objetivo de estas disciplinas será rastrear y evaluar los contenidos ideológicos de los discursos sociales, mediante el análisis de las intenciones y los signos usados por el emisor (individual o colectivo), rastreando las huellas de subjetividad presentes en el texto.


Referencias: 
[1] Curso de Lingüística general. de Saussure, Ferdinand. Editorial Planeya-Agostini. Barcelona. 1993.
[2]  El estructuralismo en lingüística. Ducrot, Oswald. Editorial Losada. Buenos Aires.1975.
[3]  La ciencia de la Semiótica. Peirce, Charles S. Editorial Nueva Visión. Buenos Aires. 1986. Citado en Seis semiólogos en busca de un lector. Zecchetto, Victorino (coordinador). Ediciones CICCUS. Buenos Aires. 1999.
[4] En el posfacio de su obra Mitologías, Barthes ofrece el siguiente ejemplo: “Tomemos por ejemplo un ramo de rosas, yo le hago significar mi pasión ¿se trata de un significante y un significado, las rosas y mi pasión? No, ni siquiera, lo único que tengo son rosas ¨pasionalizadas¨. Pero en el plano del análisis existen efectivamente tres términos; esas rosas cargadas de pasión se dejan descomponer en rosas y en pasión; unas y otras existían antes de unirse y formar ese tercer objeto que es el signo”.
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